Que su noche perfecta sea con luna a la vista,
sin importar el desastre de día que tuvo.
Que su película preferida no esté en ingles ni español,
y muera los domingos para vivir de nuevo los lunes.
Que no haga su cama sin cantar,
mientras se da tiempo para pensar lo exacto.
Que le guste jugar a ser personajes que no existen,
creer que los caracoles también pueden volar lejos.
Que evite las canciones de moda, aunque sean buenas,
para no aburrirse de ellas y escucharlas como nuevas cuando quiere.
Y cuando haga ejercicio sólo piense en tener una guitarra en las manos,
luces apuntando hacia el techo y manos moviéndose de lado a lado.
Que se conforme con seis papas duquesas y un yogurth de frutilla,
recordando que años atrás sólo le gustaba el de vainilla.
Que no le sobren los amores, que crea que siempre puede dar más,
como la felicidad que da cuando dice que está viva y respirando.
No, no habrá.
La lluvia siempre llega cuando menos se espera.
Cuando se pronostica no cae,
cuando se necesita un buen rato para pensar tranquilamente
siempre aparece del otro lado del techo,
silenciosa hasta que se deja caer en manos de alguien
entremedio de cafés y bostezos.
Lo único que se escuchaba en la casa aquella noche,
la lluvia es como tú.
Caminaba por la calle con árboles todos los días, aunque era el camino más largo lo recorría siempre porque el viento le llegaba de frente, pero no era de ese viento que se te pega a la cara y carga a la vista, era de ese que primero hace meser las hojas del color que estuvieran para después llegar calmadamente al rostro cansado, acariciándolo. Nunca vió el cielo porque no quiso, siempre vio las hojas de los altos árboles, le gustaban. Hasta ese día, cuando había mucha luz y casi queda ciego de un ojo tratando de ver las pequeñas de más arriba que ya estaban poniendose verdes. Se molestó, quiso patear el tronco del árbol más cercano, pero no pudo. Siguió molesto y quiso salir de la calle. "Qué se creen, ¿¡qué se creen!?". Pateó hojas, se sintió pasado a llevar por su querida calle. Salió de entre los árboles enojado y se vió en el reflejo de una casa, ese día, cuando descubrió que no era nadie; sólo era un par de zapatos caminantes, sin cuerpo ni nada encima.. sólo un par de zapatos que acababan de pisar caca de perro.
Running over the same old ground,
what have we found!? ...
(how I wish you were here, baby)
