7 ene 2009

Está bien volar



Corrí, corrí y corrí. Los rieles pasaban con una velocidad alarmante por debajo de mis pies. No había nadie persiguiéndome, pero me sentía como en una pesadilla. La respiración agitada y el amargo sentimiento de tener que correr por mi vida. O tal vez no mi vida, podría haber estado tratando de salvar algo más.

«Vete de mi casa» asi tal cual me dijo.

En ese preciso instante la guitarra voló por la ventana, y así fue como mi hogar dejó de serlo. Por fin me di cuenta de que mis fotografías nunca estuvieron en su álbum, ni tampoco la máquina contestadora mencionaba mi nombre. Los recuerdos de ese lugar eran mios y solamente mios, asi que me largué sin esperar el día.

La verdad es que ya olvidé por qué corría, no tengo pesadillas desde los diecisiete años ni tampoco creo tener enemigos capaces de atacarme con algo más que su indiferencia. No diré que el mundo se me está dando vuelta, no es así.

De repente pasó el tren de las 7:00 am y desperté. Pude ver a mi perro corriendo, tratando de hacerle carrera al aburrido maquinista, y yo esperando, admirando el temblor de las inocentes piedras, intentando encontrar la moneda que el tren acababa de aplastar.

.. entonces, por primera vez en la semana, estaba sonriendo.


1 comentario:

Desembuche.